Con el ingreso del golpe de estado militar
en Perú se inició el asesinato de la cultura rock en el país peruano,
convirtiendo a toda manifestación similar en un acto subversivo contra el
estado, la juventud floreciente del lado de la música creció forzada al
ostramiento sonoro internacional.
Luego pasaron varios gobiernos después de
esta clase de extirpación artística, sin el menor esfuerzo por curar estas
huellas carientas inmasticables de incultura, la traición por el arte siguió su
rumbo. Mientras en el exterior la onda evolucionaba a un ritmo creciente.
Pero hay espíritus rebeldes venidos de los
dioses, que fluyen energía hacia ese cosmos único que envuelve entre esponjosas
notas sonoras, el seguir la pista que hila velocidades rítmicas saludables,
cual surco retro del vinilo y las trae siempre entre las multitudes.
Eso se dio un 28 de enero del 2017, en el
distrito de San Miguel, con una convocatoria humilde, sin patrocinadores ni
auspicio alguno, todo nacido solo un acto humano de reunir cultores de buena música,
sin nocivas intervenciones políticas portátiles, ni pronunciamientos de pulpito
místico, mas solo la intención de ser amigos o hijos del buen ritmo, melodía, compas
y tiempo.
Fue así que presencie el festival natural más
bello sin límites, de edad, de acceso o de condiciones, en un espacio que se prestó
para la atmosfera formal que lo convocaba, la Casona Bilinghurst (que fuera del
presidente peruano nacido en Arica, Guillermo Enrique Billinghurst Angulo).
Una bella construcción romántica a dos aguas, que posiblemente adquirió cuando
fue alcalde de Lima (1909-1912) realizando obras urbanas en Magdalena del Mar,
zona a la que pertenecía este lugar. Cabe mencionar a manera de parte, que este
presidente demostró poseer una cultura sólida y variada, pese a no haber
cursado educación superior. Era lo que hoy llamamos un autodidacta. Un ejemplo
de su pasión humanística es la traducción que hizo de algunos pasajes de William
Shakespeare.
Y sin ir más lejos, este William Shakespeare,
fue una de las partes inspiradoras en la vida de los cantautores más
importantes que ha dado Argentina: Charly García y Luís Alberto Spinetta.
Se da entonces en homenaje a estos colosos
del rock en castellano latino una tocada de espontáneos inscritos a través de
la fangpage “Spinetta Perú” que administra Gutty Ayala.
Se constituye así, el primer “GuttyRock
Festival” con una sorprendente asistencia masiva que no se esperaba, no porque
el ingreso fuera absolutamente gratuito, sino porque no se esperaba tanta gente
joven cultora de este tipo de música casi poética y de difícil digerir sin
previa mínima cultura.
Un éxito total no solo personal,
organizacional o institucional, sino por más “Histórico”.
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