Un profesor en una prueba de química
pregunta a sus alumnos:
¿Es el Infierno Exotérmico (desprende
calor) o Endotérmico (lo absorbe)?
La mayoría de estudiantes escribieron
sus comentarios sobre la Ley de Boyle (un gas se enfría cuando se expande y se
calienta cuando se comprime).
Un estudiante, sin embargo, escribió lo
siguiente:
En primer lugar, necesitamos saber en
qué medida la masa del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a
qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin
embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de
él. Por lo tanto, no se producen salidas.
En cuanto a cuántas almas entran, veamos
lo que dicen las diferentes religiones. La mayoría de ellas declaran que si no
perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que hay más de una religión que así
se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que
todas las almas van al Infierno.
Con las tasas de nacimientos y muertes
existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de
forma exponencial. Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno.
Según la Ley de Boyle, para que la
temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe
expandirse en proporción a la entrada de almas.
Hay dos posibilidades:
1- Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de
almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que
éste se desintegre.
2- Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada
de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que el Infierno se
congele.
¿Qué posibilidad es la verdadera?:
Si aceptamos lo que me dijo Teresa en mi
primer año de carrera (“Se congelará el Infierno antes de que me acueste
contigo”), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad
número 2 es la verdadera.
Doy por tanto como cierto que el
Infierno es Exotérmico y que ya está congelado.
El corolario de esta teoría es que, dado
que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto,
extinguido… dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser
divino, lo que explica por qué, anoche, Teresa no paraba de gritar: “¡Oh, Dios
mío!”.
Dicho estudiante fue el único que sacó
calificación sobresaliente.
Los maravillosos dibujos que decoran este anecdotario son del increíble Boris Vallejos y su esposa Julie Bell.
Y las fotografías corresponden al Pozo
de Darvaza o Puerta del Infierno, un enorme boquete en mitad de la más profunda
y angustiosa de las nadas en cien kilómetros a la redonda, salvo la aldea
que le da nombre y la carretera y el ferrocarril que van hacia
Uzbekistán. Se encuentra en pleno desierto de Karakum el cual cubre
el 70% del territorio de Turkmenistán, con un área total superior a los 350.000
kilómetros cuadrados. Es uno de los desiertos más extensos del mundo y uno de
los territorios más despoblados del planeta. En mitad del desierto se encuentra
Darvaza, una minúscula aldea de poco más de tres centenares de habitantes a
unas cinco horas de coche al norte de la capital turkmena, Asjabad. Muy cerca
del poblado se halla esta maravilla de las más inquietantes conocidas. Los
locales lo conocen como la puerta del infierno; es el cráter de Darvaza, que
lleva ardiendo sin cesar cuarenta años.
El pozo o cráter de Darvaza es un agujero en el desierto de casi setenta metros
de diámetro. De día resulta llamativo por su amplitud y por su aparente
carencia de sentido. Pero si de día impresiona, al anochecer resulta
inquietante. En las horas previas a la desaparición del sol bajo el horizonte,
el cráter va adquiriendo la consistencia de las puertas del infierno,
resaltando la luz de sus llamas en la cada vez más reinante oscuridad. Cuando
desaparece la luz natural, quedan el silencio y la oscuridad quebrados por las
llamas del cráter. Esta en mitad del desierto, es una minúscula aldea de poco
más de tres centenares de habitantes a unas cinco horas de coche al norte de la
capital turkmena, Asjabad.
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