miércoles, 3 de julio de 2013

La ley de Boyle y Teresa


Un profesor en una prueba de química pregunta a sus alumnos:
 
¿Es el Infierno Exotérmico (desprende calor) o Endotérmico (lo absorbe)?

La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle (un gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime).

Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente:

En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas.

En cuanto a cuántas almas entran, veamos lo que dicen las diferentes religiones. La mayoría de ellas declaran que si no perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que hay más de una religión que así se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que todas las almas van al Infierno.

Con las tasas de nacimientos y muertes existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de forma exponencial. Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno.

Según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe expandirse en proporción a la entrada de almas.
 
Hay dos posibilidades:

1-      Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste se desintegre.

2-      Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que el Infierno se congele.

¿Qué posibilidad es la verdadera?:

Si aceptamos lo que me dijo Teresa en mi primer año de carrera (“Se congelará el Infierno antes de que me acueste contigo”), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad número 2 es la verdadera.

Doy por tanto como cierto que el Infierno es Exotérmico y que ya está congelado.

El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto, extinguido… dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser divino, lo que explica por qué, anoche, Teresa no paraba de gritar: “¡Oh, Dios mío!”.

Dicho estudiante fue el único que sacó calificación sobresaliente.
Los maravillosos dibujos que decoran este anecdotario  son del increíble Boris Vallejos y su esposa Julie Bell.
 
Y las fotografías corresponden al Pozo de Darvaza o Puerta del Infierno, un enorme boquete en mitad de la más profunda y angustiosa de las nadas en cien kilómetros a la redonda, salvo la aldea que le da nombre y la carretera y el ferrocarril que van hacia Uzbekistán.  Se encuentra en pleno desierto de Karakum el cual cubre el 70% del territorio de Turkmenistán, con un área total superior a los 350.000 kilómetros cuadrados. Es uno de los desiertos más extensos del mundo y uno de los territorios más despoblados del planeta. En mitad del desierto se encuentra Darvaza, una minúscula aldea de poco más de tres centenares de habitantes a unas cinco horas de coche al norte de la capital turkmena, Asjabad. Muy cerca del poblado se halla esta maravilla de las más inquietantes conocidas. Los locales lo conocen como la puerta del infierno; es el cráter de Darvaza, que lleva ardiendo sin cesar cuarenta años.

El pozo o cráter de Darvaza es un agujero en el desierto de casi setenta metros de diámetro. De día resulta llamativo por su amplitud y por su aparente carencia de sentido. Pero si de día impresiona, al anochecer resulta inquietante. En las horas previas a la desaparición del sol bajo el horizonte, el cráter va adquiriendo la consistencia de las puertas del infierno, resaltando la luz de sus llamas en la cada vez más reinante oscuridad. Cuando desaparece la luz natural, quedan el silencio y la oscuridad quebrados por las llamas del cráter. Esta en mitad del desierto, es una minúscula aldea de poco más de tres centenares de habitantes a unas cinco horas de coche al norte de la capital turkmena, Asjabad.

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