lunes, 27 de enero de 2014

Un día de mi cumpleaños y el principio de Heisenberg

Intento de reivindicación militar en los 70

Eran tiempos de escolar en rígido uniforme comando luego vendría el uniforme único a nivel nacional.

La década de los 70 estuvo fuertemente marcada por las constantes tensiones con Perú, al punto que a los ciudadanos de Arica se les instruyó prepararse para una eventual invasión. Pero todo empezó un poco antes, en 1968, con el golpe de Estado del jefe del Ejército peruano, Juan Velasco Alvarado, al Presidente electo Fernando Belaúnde Terry. El general Velasco era de la idea de que Perú debía vengar la afrenta chilena en la Guerra del Pacífico, lo que pasaba por recuperar los territorios peruanos perdidos en esa guerra.

A principios de los 70, Perú había empezado una carrera armamentista consistente en comprar equipamiento, además de recibir instrucción soviética. Aun así, la relación entre el general Velasco y el en ese entonces Presidente Allende (el primer mandatario chileno en visitar Lima oficialmente después de la Guerra del Pacífico) era buena: ambos tenían sentimientos antiestadounidenses y ambos eran procastristas. Esto hizo que una posible avanzada peruana se retrasara. Además, sectores de izquierda peruanos preferían ver a un gobierno de Allende consolidado en lugar de la recuperación del Morro de Arica.

Aun así, en Arica ya se preparaban para una posible invasión. En enero de 1973, el recientemente fallecido ex director de la CNI Odlanier Mena fue puesto al mando del Regimiento Rancagua, en Arica. Antes de partir, se le dijo que tenía que defender la ciudad “a cualquier costo”. Por esos meses, la inteligencia chilena había registrado varios movimientos de tropas en los alrededores de Tacna. No sólo los militares estaban preparados. La ciudad entera: hospitales, radio operadores, reservistas. Todo estaba organizado para un eventual esfuerzo bélico.

Luego del Golpe de septiembre de 1973 y con Augusto Pinochet ya como cabeza de la Junta Militar, la estrategia de éste fue limar asperezas con Bolivia y así evitar un pacto de ese país con Perú. Un posible ataque peruano se hacía más inminente, ya que ahora no había complicidad ideológica entre gobiernos. Que se sumara Bolivia era un peligro adicional.

Las Fuerzas Armadas chilenas sabían que una guerra con Perú podía significar una derrota. El régimen de Velasco había potenciado su ejército en todos los frentes, mientras que los chilenos tenían un déficit estructural que se arrastraba de décadas. Comprar equipamiento en medio de la crisis económica post Golpe se hacía complicado. Por eso, uno de los recursos ocupados por la Junta Militar fue la diplomacia militar.

El 8 de noviembre de 1974, tras una iniciativa chilena, se realizó en la frontera de Chile y Perú el Abrazo de la Concordia. Ahí, los mandamases de los regimientos de Arica y Tacna, Odlanier Mena y Artemio García, protagonizaron una ceremonia que prometía paz e integración entre ambos países.

En paralelo, Pinochet trataba de controlar el flanco boliviano. Y algo tenía avanzado. El régimen del general Hugo Banzer sentía más simpatía ideológica por el proceso chileno, que por el proceso revolucionario peruano. El 8 de febrero de 1975, ambos generales se encontraban en la estación de trenes de Charaña, Bolivia, para restablecer relaciones diplomáticas (rotas en 1962) y sellar un acuerdo de salida al mar, que consistía en un corredor cercano a la frontera de Chile y Perú. Según el Tratado de Lima de 1929, el acuerdo tenía que ser aprobado por el Estado peruano. Lima se opuso y planteó como alternativa una zona de soberanía compartida entre los tres países, lo que no fue aceptado por Bolivia.

Mientras tanto, el gobierno del general Velasco se seguía preparando para una guerra. Incluso, había “Día D”: el 6 de agosto de 1975 (día de mi cumpleaños).

El agitado clima interno peruano hizo que el ataque nunca se produjera. Ese mismo mes de agosto se reunía en La Paz, Bolivia, el general peruano Francisco Morales Bermúdez con el general chileno Sergio Arellano Stark y Odlanier Mena, por las celebraciones de la independencia boliviana. Morales les dijo a los chilenos que para él eran sumamente importantes las relaciones de su país con Chile. Tres semanas más tarde, el 29 de agosto de 1975, Morales lideraba un golpe de Estado en contra de Velasco. A su llegada al poder, dio señales de que reorientaría la política militar peruana. La tensión que empezó en 1968 con el arribo al poder de Velasco, llegaba a su fin.

Y todo esto me vino a colación con lo acontecido por la Corte de la Haya en su gran lío de los tercermundistas que dicen ser hermanos pero no comparten ni se compensan y por años andan de litigio en litigio y de ambición en invasión de los recursos ajenos en manos de un poco mas de cinco familias que nunca irán a la guerra. Recorde mis clases en aulas sanmarquinas sobre la relación de indeterminación de Heisenberg o "Principio de incertidumbre" y que es lo que han aplicado para llegar a esta sentencia en cuanto el los limites reclamados y que por parte de los peruchos politiqueros le están llamando "Salomónicas" cuando en realidad se basan en la óptica del negocio menos dañado. En fin, cosas del Orínoco, tu no conocerás, yo tampoco.


Pongo este post a manera de biblioteca de razón del momento histórico que con la corte de La Haya se a marcado entre estos dos países irreconciliables por ser de naturalezas diferentes, mientras que los peruanos son muy sentimentales y pierden por política sus destinos, los chilenos son determinantes en carácter y de mala política negociadora.

Y debería hacer una relación de la cantidad de veces que en la historia este día 6 de agosto es clave en el mundo

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