sábado, 9 de marzo de 2019

PERCEPCIÓN

Conversaba con mi hijo bajo la sombra de un árbol justo después de postergar ir a tramitar su DNI que solo tuvo vigencia de un año (porque así se le antoja a la RENIEC lucrar con los menores).

Él ya frisa los 17 años de edad y tardíamente ha empezado a recorrer calles solo. Si, él creció un tanto sobre protegido casi encerrado, pero a un estilo muy educacional culto, muy al estilo de la familia nuestra, así que intelectualmente no es tan indefenso para su edad. Pero le falta calle y se nota cuando camina sin estar alerta de los posibles delincuentes que lo estén asechando, mientras escucha música con sus audífonos conectados al celular. Y Yo sí, voy alerta a su lado girando mi cabeza como lechuza, los 360° a la redonda que nadie esté cerca. Así se camina en la capital limeña actualmente.

Y decía que estábamos bajo las grandes ramas de un árbol, conversando diversos temas que siempre el inicia y no puede hablar con sus amigos, porque se aburren. En esta ocasión me conversaba de la cultura barroca que se le ha despertado profundizar y como aún no tiene un trabajo que lo ocupe todo el día en una oficina u otra cárcel laboral, se dedica a pasear perros de algunos clientes que se ha conseguido. Recién termino el colegio el año anterior.

Concentrados en hilar los pensamientos que surgían, justo se cruzó un perro vago que al parecer haría su necesidad por el árbol que nos cobija, mientras levantaba la pata mirábamos a todos lados por el dueño, y no lo encontramos. Nos alejamos un poco del enorme vegetal, y caímos en la zona de absoluto sol candente.


Y le dije: “¿Te has preguntado porque es tan refrescante la sombra de un árbol?”
¡No papa, no lo sé…! Me respondió.

A lo cual le respondí: “Porque estamos dentro de una burbuja enorme de oxígeno”

Y abrió sus ojos sorprendido diciéndome: ¿Quéeee?

Así es, solo que no lo ves, le dije.

Actualmente estamos tan desconectados de percibir a la naturaleza que hemos olvidado de adorarlos como lo hacían nuestros ancestros. Has una simple prueba de ponerte bajo calaminas o techo de madera y sentirás que nada refrescan. Y date cuenta, que la madera, calamina o lo que sea, es algo compacto, por lo tanto, debería frenar el calor, no dejarlo pasar.

Sin embargo, mira al árbol, sus ramas dejan ver el sol a través de sus ramas, hojas, frutos y flores, sus rayos pasan, pero no te queman. Estas dentro de una enorme burbuja de aire puro, de vida, solo que no la ves.


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